Histarias de mnetro relato erotico - Gastón Lemark

Historias de Metro

Cuando estaba en secundaria, un día en el metro, iba yo pensando en mi profesor, ese hombre era mayor quizás de 45 años y sabía que era casado, me derretía Gastón, y mirando el paisaje pensaba en cuanto me gustaría que al menos una vez ese hombre me mirara como una mujer y no como una niña, eran días de abril y andaba con mi uniforme, creo que en ese momento me puse cachonda y quizás por las feromonas, me di cuenta que un grupo de trabajadores de la construcción me estaban mirando, ellos venían de su trabajo, sucios, sudados, uno se parecía mucho a mi profesor, lo miré más de la cuenta, y creo que él lo notó, para cuando volví a mirar por la ventana el tipo ya había avanzado un paso más hacia mí, en la siguiente estación el metro se llenó, yo tenía que llegar hasta la última estación, de pronto me di cuenta que el cuerpo del tipo al que había mirado estaba pegado a mí, un tanto nerviosa intenté hacerme espacio pegándome más a la venta a de la puerta, el tipo avanzó conmigo y seguía pegado a mí, me sentía incomoda, invadida, su olor era  potente y en un principio me desagradó, lo miré como para que se alejara de mí, con evidente cara de asco, él me miró sus ojos negros no mostraban ningún sentimiento, sentí que algo rozó mi trasero, y corrí la mirada hacia la ventana, por unos segundos creí que había entendido que me dejara en paz, pero luego sentí su mano que ya no me rozaba, sino que me había dado un agarrón , por sobre la falda, su mano grande alcanzaba a tomar toda mi galga y al apretarla hacía que mis glúteos se separaran. 

Su cuerpo se había pegado de nuevo al mío, y no tenía más espacio para moverme, miré a mi alrededor, pero solo vi a los amigos de este tipo, que en silencio tenían sus audífonos puestos, la mano del tipo apretaba y estrujaba mi nalga y yo intenté sacarle la mano de mi trasero.

Cuando lo miré, sus ojos negros me miraban, tomé su mano, pero no pude correr su mano, el sutil forcejeo parecía gustarle, luego esa mano bajó hasta el borde de mi falda, y subió por dentro de ella, me recorrió un frío por la espalda, sentir esa mano áspera, tomando la piel de mi glúteo, sus dedos se metieron entre ambos glúteos, y al apretar la mano, podía sentir como se iban separando no tan solo mis glúteos sino que también mi vulva, yo intentaba inútilmente alejar su mano, mi respiración se agitó, y sentí como con ese movimiento de apertura de mi sexo, mi cuerpo iba reaccionando, me sentía asustada, humillada, utilizada, mis pezones se comenzaron a endurecer, mi piel se empezó a erizar, y la mirada del tipo, me hacían sentir pequeña, vulnerable, la otra mano del tipo me tomo de la cadera, y comenzó a bajar para tocar mis muslos, y luego volver a subir, en un movimiento brusco del vagón, nos corrimos y el dejó de tocarme, respiré aliviada, miraba a la ventana, con una sensación extraña, estaba asustada, mi corazón latía rápidamente, pasaron algunos segundos y sentí que el tipo estaba situado atrás mío, me tomo por sorpresa de las caderas, y apretó su cuerpo contra mi trasero.

Sus manos rápidas levantaron mi falda del uniforme, y quedé expuesta y apretada entre el vidrio, él y los demás tipos, mientras frotaba su cosa entre mis nalgas tocaba mis muslos y glúteos, yo por más que intentaba no podía bajarme la falda, lleve mi mano para atrás para poder alejarlo de mi, y quedé helada, cuando sentí ese bulto de piel, duro, grande, caliente, cuando me di cuenta que él tenía su pene erecto fuera de su pantalón, rápidamente saqué mi mano, y el siguió frotándolo contra mis calzones, sus manos entonces separaron mis nalgas, también se separó un poco mi vulva, y puso su gigante verga en medio, con un de sus manos estiró mi calzón hacia arriba, hundiendo la tela entre mis glúteos, podía sentir más aún esa verga durísima y caliente, siguió frotándolo y sus manos subieron hasta mis senos. Por encima de la camisa el apretaba mis tetas como antes había apretado mi culo, mis pezones estaban duros…

Los apretaba con sus dedos toscos y de pronto comencé a sentir otra mano que me acariciaba el muslo, uno de los trabajadores se había dado cuenta de lo que sucedía, y me miraba sonriendo como burlándose por la situación, mientras me tocaba. 

Si mano se fía hacia adelante para tocar mi concha, me sentí completamente a merced de ellos, el asco se convirtió en morbo, y la cara del tipo que sonreía mientras veía cómo abusaban de mí, me comenzó a gustar. 

Me sentía como un objeto, me sentía sucia y deseada, mi respiración se agitó, el tipo que sonreía metió su mano dentro de mi calzón, y me comenzó a masajear el clítoris, otras manos rozaron mi otro muslo, un tipo más joven que ellos, tímidamente pasaba sus dedos por entre mi cadera y mi muslo, su delicadeza contrastaba con la potencia de los otros dos tipos mayores, lo miré y lo encontré lindo, pero en ese momento el que me tenía caliente era el que me estaba frotando su pene por atrás, justo en ese preciso momento ese tipo se separó de mí y me bajo los calzones, sentí susto, sabía lo que vendría, una señorita como yo, siendo abusada por varios tipos, una señorita como yo, caliente y con su vulva mojada de excitación, deseando que esa verga la partiera en dos, la rompiera por dentro. 

Sentí la cabeza del pene de ese tipo entre mis nalgas, él la frotaba en mi mojada conchita de señorita, mientras los otros tipos me afirmaban y apretaban mis piernas, nalgas y tetas, cuando el pene del tipo de atrás se hundía en mí, yo con las manos comencé a buscar los bultos hinchados entre las piernas de los dos que me sujetaban, el tipo de atrás me abrió la camisa y me bajó el sostén, me penetraba lento y con fuerza, sus golpes hacían que mi frente chocara con el vidrio de la puerta del metro, los tipos de los lados sacaron también sus vergas, y las pusieron en mis manos, yo las tocaba sintiendo sus pieles calientes, sus cabezas estaban húmedas y con mis dedos las acariciaba  mientras ellos me seguían tocando, sentí otras manos, a esas alturas ya estaba entregada, unos dedos, ya no sabía de quién se metieron en mi ano. 

Esa sensación de sentirme llena me hizo acabar y ellos se dieron cuenta, y otros dedos comenzaron a meterse en mi ya abierto culito de señorita, el tipo de atrás me empujaba la espalda para que yo me inclinará hasta que mi boca quedó a la altura de las vergas que tenía en mis manos, tomé la que tenía más cerca y la comencé a chupar, no me importaba de quién fuera, su tamaño o sabor, solo quería sentir algo más adentro mío, comenzaron entonces a girarme para que yo.pudiera chupar la mayor cantidad de vergas ya no eran solo dos, no sabía cuántas eran, pero las quería comer todas, una a una las fui devorando. 

El tipo de atrás acabo dentro de mi, sentí su semen caliente llenándome la concha, entonces el se movió cediendo su lugar, esta vez se pegatina mí el tipo joven y el sonriente, uno por delante y otro por detrás mío, el tipo que sonreía me levanto en el aire y me metió toda su gruesa verga en mi vagina, el tipo lindo y joven me comenzó a meter su larga y delgada verga en mi culito, yo estaba colgando entre ambos mientras un número indeterminado de manos me tocaba las tetas y las piernas.

Sentir la verga del tipo joven en mi culito era lo que más me encantaba y me calentaba, ambos se movían penetrando uno y saliendo el otro, ellos me hicieron acabar nuevamente, cuando ellos terminaron de usarme, me pusieron de pie con la cola levantada, hicieron una semironda, y me iban pasando de verga en verga, conforme se iban satisfaciendo con mi cuerpo, yo sólo sentía las manos que me tocaban y  mi vagina abierta, siempre rellena de un nuevo pene, a veces uno entraba en mi culo otras veces uno en el culo y dedos en la vagina, al frente se me pusieron algunos y yo los chupaba, me comenzaron a llenar de leche en la medida que ellos iban acabando, mi piel o mi ropa recibía el esperma caliente que brotaba de sus vergas…cuando llegué a la última estación el guardia del vagón me tocó el hombro y me remeció.

– señorita, señorita!! Llegamos a la última estación, tiene que bajarse!! 

Yo me sequé la saliva y me incorporé no sabía dónde estaba…

– señorita, tenemos que limpiar… Por favor! 

Me paré del asiento, me había quedado dormida, estaba soñando, al pararme del asiento me di cuenta que el calzón bajo mi falda estaba empapado caminé un tanto incómoda con la sensación de haber estado en otro universo, me sorprendió lo morboso de mi sueño, y en cierta forma me sentía orgullosa de haberlo hecho, aunque fuera en sueños… 

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Carrito de compra

Review My Order

0

Subtotal